Empresa matriz de Purolomo, en la cual se engloban todos los procesos de la integración vertical, tiene como objetivos principales la elaboración de alimento balanceado para animales (ABA) y todas las actividades relacionadas con la compra, almacenamiento, importación de las materias primas necesarias para realizarlo.
El mercado laboral se ha transformado con el paso del tiempo y esto abarca desde el tipo de profesiones que son más demandadas por la evolución tecnológica hasta cómo se practican. Y con la pandemia esos cambios se acentuaron. En estos tres últimos años el trabajo que se realizaba desde la casa o cualquier ubicación elegida por el empleado ganó terreno; sobre todo, en los sectores ligados a la tecnología.
Desde el año pasado, en los lugares de trabajo las conversaciones han girado en torno al modelo híbrido como una de las opciones laborales para las empresas en estos tiempos que corren. Durante ese período también se ha buscado definir cómo es la mejor manera de implementarlo, pues es el esquema que ha ganado mayor aceptación dentro de los negocios.
A dos años de la pandemia si bien los empleados han comenzado a regresar -algunos con cierta resistencia- a sus puestos de trabajo de manera presencial, hay prácticas que, por un buen tiempo, sino para siempre, continuarán implementándose, como lo es el teletrabajo. De hecho, en el modelo laboral híbrido trabajar desde la casa algunos días a la semana tiene su espacio garantizado.
El 11 de marzo de 2019, es decir, hace ya dos años, la Organización Mundial de la Salud declaró el brote de coronavirus COVID-19 “pandemia global”. Desde entonces el mundo ha tenido que adaptarse y readaptarse a los constantes cambios que se han producido producto de la crisis sanitaria. Y el ámbito empresarial no ha sido la excepción.
El debate sigue en el tapete sobre la adopción total o parcial del teletrabajo por parte de las empresas a medida que se vaya superando la pandemia por el COVID- 19. Sin embargo, ya hay una modalidad que está ganando más terreno y es el híbrido, que no es otra que trabajar unos días desde la oficina y otros desde casa.
Y como en ese esquema no está planteado erradicar el trabajo virtual, sino incorporarlo a lo que sería un nuevo modelo de trabajo es importante considerar las condiciones en la que los empleados están laborando desde sus hogares. Es decir, las características de la vivienda del trabajador para instalar un home office adecuado y funcional.
Este tema lo ha abordado un estudio de la Universidad Técnica de Darmstadt de Alemania, el cual apunta a que la instauración generalizada del trabajo en casa puede dividir a la sociedad.
El teletrabajo se presentó como una solución de emergencia para resolver el problema productivo de muchas empresas que debieron adoptar las medidas de mandar preventivamente al personal a casa para evitar el contagio por coronavirus.
Frente a ello muchos empleados debieron instalar sus oficinas caseras en la cocina, el dormitorio o la sala porque el apartamento donde viven es pequeño y además lo comparten con la familia.
Además, el problema del espacio habitacional reducido tiene otros efectos: puede causar un estrés adicional y hasta depresión por el aislamiento a los trabajadores que viven solos.
A esto se suma la falta de interacción con los compañeros de trabajo, especialmente con los más veteranos que pueden transmitir conocimientos sobre experiencias laborales.
En este sentido, el estudio de la universidad alemana advierte que se perfilan dos mundos con el teletrabajo. El primero abarca a quienes prefieren trabajar en casa porque su vivienda cumple los requisitos para hacerlo en condiciones funcionales y agradables. En el segundo grupo están los que viven en condiciones menos adecuadas y sufren las limitaciones de la oficina doméstica por la falta de espacio en sus viviendas, lo cual deteriora su productividad.
Hasta ahora, los análisis sobre el impacto del teletrabajo -incluyendo la guía de esta metodología de la Organización Internacional del Trabajo- durante y después de la pandemia se habían centrado en la jornada, las condiciones ergonómicas, la dotación de los instrumentos digitales, los servicios de apoyo y las implicaciones legales y psicológicas.
Ahora toca poner el foco en las condiciones de la vivienda desde donde se labora. Así que las empresas tienen una arista adicional que considerar respecto a la implantación del teletrabajo.
Sin ánimo de sonar reiterativo, el teletrabajo llegó para quedarse. Sin embargo, a medida que los países van recobrando algo de “normalidad”, aunque aún no se ha dejado atrás la pandemia, las empresas se han planteado nuevos modelos que sean funcionales tanto para el negocio como para los empleados.