Empresa matriz de Purolomo, en la cual se engloban todos los procesos de la integración vertical, tiene como objetivos principales la elaboración de alimento balanceado para animales (ABA) y todas las actividades relacionadas con la compra, almacenamiento, importación de las materias primas necesarias para realizarlo.
Antes de que la Organización Mundial de la Salud declarara en 2020 la pandemia, dentro de las dinámicas de las empresas era habitual que los empleados aseguraran que pasaban más tiempo en la oficina que con familiares y amigos.
En el mundo de los negocios siempre nos encontramos con líderes que son reacios a delegar tareas. Esto puede ser porque les preocupa que el equipo no sea capaz de afrontarlas, o de perder el control sobre algún proyecto. Sin embargo, intentar hacerlo todo e intervenir constantemente en las actividades que realizan las personas que están a su cargo puede resultar contraproducente: no ayuda a mejorar el trabajo ni a lograr una mayor productividad.
Las compañías están conformadas por seres humanos que deben interactuar y comunicarse entre sí. Lo ideal es que las relaciones se desarrollen de forma armónica, pero no siempre es así y es cuando se presenta el conflicto.
Para Recursos Humanos, los conflictos laborales son un dolor de cabeza, pero tienen su “cura”. Si bien representan un problema para las empresas, si se solucionan bien -bajo los parámetros del respeto y la consecución de acuerdos satisfactorios entre las partes- se convierten en una oportunidad para aumentar la productividad, la innovación y la creatividad.
La experiencia en la solución de conflictos ha contribuido a establecer una serie de pasos que permiten llegar a soluciones consensuadas y definitivas. Lo primero que la compañía debe hacer es identificar el origen del conflicto y luego dejar que las partes se expliquen. Aquí es importante que Recursos Humanos tenga elaborado un listado con las funciones de cada puesto y definir quien tiene el poder de decisión.
El arbitraje no es sencillo, pero no imposible cuando hay negociaciones y diálogo en un ambiente de respeto hacia el otro, saber escucharse mutuamente e intervenir en la conversación en el momento oportuno.
Es importante que luego de lograrse el acuerdo se realice, dos o tres semanas después, una reunión de seguimiento para asegurar que las partes sinceramente respetan lo acordado.
Un plus que puede ayudar a que la solución del conflicto sea permanente es trabajar en la cultura de la empresa y los valores de los empleados. Esto puede ahorrar la aparición de muchos conflictos.
Siempre hay que tener presente que el conflicto puede presentarse en cualquier sitio de la compañía, donde haya diferencias entre dos o más personas o como resultado del desacuerdo hacia políticas o procesos de los dirigentes.
Una herramienta informática muy útil en la prevención y abordaje de los conflictos es Zeppelean, que permite establecer misiones virtuales que orientan en la solución del problema.
Si el conflicto se aborda y se soluciona adecuadamente, el resultado se traducirá en cambios y mejoras en los procesos. Para ello, es fundamental que la empresa incentive en su personal la comunicación interna de forma directa, sincera y respetuosa para lograr relaciones interpersonales en un ambiente propicio al diálogo y la voluntad de solucionar los problemas sin enfrentamientos.
Son varios los aspectos que una empresa nunca debe descuidar y uno de ellos es tener siempre en cuenta el propósito de los empleados como una pieza clave en cualquier estrategia corporativa a desarrollar. Y esto se debe, básicamente, a que es relevante conocer aquello que los trabajadores se proponen hacer o conseguir durante su vida profesional en la compañía y también a lo largo de su carrera.
Toda crisis comienza como un riesgo. De eso ninguna empresa tiene dudas y mucho menos después de haber atravesado por una pandemia, con todas sus severas consecuencias. De hecho, la COVID-19 sirvió como un llamado de atención y puso en evidencia los estragos que pueden causarse cuando un negocio no está preparado para una disrupción de tal magnitud.
La palabra outsourcing viene sonando en el mundo de los negocios desde de la década de 1970 como una forma de contratación de servicios especializados. Esta modalidad rompe la visión tradicional de que la empresa tiene que manejar todo, para dar paso a delegar en otras compañías áreas menos esenciales, lo que puede significar ahorro de costos.
El procedimiento es el siguientes. La empresa que contrata busca a otra que se encargue de áreas específicas -como nómina, facturación, mantenimiento y reparación de equipos, soluciones tecnológicas y aseo, entre otras- para centrarse en sus actividades medulares.
Actualmente, hay muchas formas de outsourcing dedicadas a prestar atención y servicios especializados a otras compañías. Esta subcontratación implica encargar a un tercero la gestión de un área que la empresa no asume internamente.
El uso cada vez más frecuente de este tipo de contratación revela que es beneficiosa en los procesos productivos, al mejorar y optimizar los productos aportándoles un plus. Asimismo, representa un ahorro económico, sobre todo, cuando involucra tecnología e innovación, infraestructura.
El outsourcing proporciona también a la empresa contratante flexibilidad y capacidad de adaptación, lo cual es muy importante para ganar competitividad dentro del contexto actual de cambios constantes en los mercados.
Además, la subcontratación permite disfrutar del servicio de profesionales, sin necesidad de aumentar los gastos de personal por parte de la compañía contratante.
No obstante, es imprescindible que antes de tonar la decisión de recurrir al outsourcing, la empresa estudie y analice la seriedad y los antecedentes de la potencial contratista, consultando y pidiendo referencias a sus usuarios.
Otro aspecto de cuidado son las condiciones del contrato a firmar, en cuyo texto los términos legales deben estar muy claros y con cláusulas de que contemplen sanciones en caso de incumplimientos por parte de la contratista.
Entre las desventajas que puede presentar el outsourcing está la vulnerabilidad a la filtración de información confidencial de la empresa, ya que fuentes externas pueden tener acceso a esa información confidencial.
Hay un nuevo elemento que está causando tensión en los lugares de trabajo y podría decirse que es otra de las secuelas que ha dejado el covid-19, aunque no es enteramente culpa suya. A medida que se han ido levantando las restricciones por la pandemia, son más las empresas que están llamando a sus empleados para que regresen a la oficina y es allí donde radica el meollo de todo.
El mundo sigue marcado por la incertidumbre -ya no tanto por la pandemia por el coronavirus, sino también por la amenaza de una recesión global y el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania- con economías en constantes cambios y mercados cada vez más complejos e impredecibles.
Esto obliga a las empresas a no bajar la guardia y seguir preparándose para enfrentar los escenarios que se avecinan mediante el uso de instrumentos de control de gestión.
La agroindustria es uno de los sectores más productivos de un país, donde la calidad y seguridad son la definición de excelencia. Los alimentos crudos o terminados que llegan a nuestras mesas son la parte final de un meticuloso proceso de sanidad que garantiza que esos productos son seguros para los consumidores.
Cualquier industria alimentaria -como cárnica, panificadora, láctea y pastas- debe aplicar protocolos o procesos de limpieza y desinfección de las instalaciones, maquinaria, entre otros, para evitar contaminaciones en los alimentos.
Además de las normativas sanitarias en los países, las cuales son bastante estrictas y cuidadosas, las propias compañías incorporan otros mecanismos internos de control de calidad sanitaria adecuados a las condiciones particulares de sus procesos.
En el caso de los alimentos, estos deben ser manipulados y elaborados en ambientes con las mejores condiciones higiénico-sanitarias para asegurar que todos los productos tengan la mejor calidad para los consumidores.
En este contexto, las industrias disponen de sistemas de autocontrol basados en los principios del Análisis de Peligros y Puntos Críticos de Control (APPC). También está el plan de limpieza y desinfección, que abarca tanto a quienes manipulan los alimentos y materias primas, y deben estar dotados con la indumentaria adecuada, como guantes, mascarillas, gorros y botas, al igual de quienes realizan las labores de limpieza y desinfección de los espacios.
El área de la limpieza y desinfección de las superficies, utensilios, maquinaria, es sumamente importante y prioritaria. La labor de limpieza y desinfección, que no para nunca, significa un aspecto fundamental para las empresas, donde también aplican mejoras para una mayor efectividad y mejor control de costos.
Los desechos, residuos y vertidos también requieren medidas sanitarias e higiénicas estrictas. Una acción cotidiana constante -debe hacerse al final del turno y/o de la jornada diaria- es la limpieza y desinfección de los pipotes (recipientes) de basura y desperdicios.
En la parte de la manipulación, procesamiento y elaboración de los alimentos, los protocolos son muy detallados y meticulosos. Aquí no cabe saltarse ningún paso o requisitos. La conservación, refrigeración y transporte de las materias primas, alimentos y productos finales es otro eslabón muy importante de la cadena.
Además de la higiene y desinfección en los procesos productivos, la agroindustria debe tomar las medidas pertinentes de disposición adecuada de los desechos originados en la elaboración y procesamiento de los alimentos.
En tiempos de incertidumbre, los cuales se han vivido con mayor intensidad desde que estalló la pandemia hace casi tres años, las empresas, por lo general, buscan proteger lo que tienen mientras esperan por el regreso a la “normalidad”. Sin embargo, se trata de una estrategia de alto riesgo, pues podría no dar los resultados deseados.